martes, 7 de agosto de 2012

Diplomado en Gerencia de Restaurantes y Empresas Turísticas

Comparto con ustedes una cuartilla que redacté como requisito de ingreso al Diplomado en Gerencia de Restaurantes y Empresas Turísticas de la Universidad Metropolitana, Caracas.


Desde mediados de mi formación académica y profesional he establecido una particular opinión y punto de vista acerca de la administración de restaurantes en esta ciudad. Habiendo transitado por varios de ellos y sumando las experiencias obtenidas en cada uno, llegué a la lamentable conclusión que la gerencia, o falta de ella, es uno de los principales obstáculos que enfrentamos en el camino hacia la consolidación de Venezuela como referente gastronómico.

En una urbe donde la “moda vende”, el principal objetivo de los gerentes y propietarios es el enriquecimiento de la empresa, dejando de lado importantes tareas: desde la selección de ingredientes y proveedores de calidad, hasta el manejo digno y competente de recursos humanos. El abrumante favoritismo que se le otorga a productos importados deja fuera de competencia a los ingredientes autóctonos, incentivando así la importación en lugar de la producción nacional y el amor por lo foráneo en lugar de lo local. El creciente consumo desmesurado de productos extranjeros ha derivado en gravísimas consecuencias como la casi extinción de las proteínas más consumidas. Para llegar a ser grandes, debemos empezar a preocuparnos por lo nuestro.

Y lo nuestro también significa la gente, los trabajadores y trabajadoras que diariamente se convierten en el alma del establecimiento. Aquellos que merecen un trato digno y una recompensa, no solamente monetaria, por el gran esfuerzo que invierten en el progreso del sueño de otra persona. A quienes debemos hacer sentir parte de un equipo para que entiendan que su labor es indispensable. A quienes debemos dejar de tratar como simples empleados y más como socios, porque son los que logran que nuestra visión se materialice. Ellos merecen una mejor labor gerencial de nuestra parte.

Entonces ahora, que una nueva generación podemos, y debemos, hacer el cambio, tener en nuestras manos la mejor y mayor cantidad de herramientas que nos permitan manejar de manera más adecuada la operación de restauración deriva en un camino menos turbulento hacia la dignificación del sector.

Ibe Núñez Mujica
Agosto 2012

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